Las tostas siempre son ricas, así que os animo con ésta que aunque es un poco laboriosa, merece la pena.
INGREDIENTES:
• Unas rebanadas de pan tipo hogaza
• ½ kg de bacalao salado
• 1 cebolla grande
• ½ pimiento verde de los italianos
• Aceite de oliva
• Salsa de tomate:
Ingredientes para la salsa:
• Un bote de tomate
• Una cebolla
• Un diente de ajo
• Albahaca y perejil
• Aceite de oliva y sal
MODO DE HACERLO:
Desalar el bacalao remojándolo de 24 a 30 horas, cambiando el agua tres o cuatro veces, en un recipiente grande con mucho agua. Pasado este tiempo, descamarlo bien, raspando la piel con un cuchillo. Escaldar el bacalao, para ello calentar el agua y cuando esté a punto de ebullición, retirar el agua del fuego y meter las tajadas durante 2 minutos. Sacarlas y dejarlas enfriar. Una vez frío, quitarle las espinas y la piel y separarlo en láminas. Picar la piel muy menudita, para que mezclada al guiso, de sabor y gelatina pero no se encuentre.
Preparar una salsa de tomate de la siguiente manera:
Poner aceite en una cacerola, picar la cebolla y el diente de ajo, cuando comienza a tomar color, añadir el bote de tomate aplastando éstos con una espumadera. Salar, poner un poquito de azúcar y dejar cocinar despacito, un poco antes de finalizarse de hacer, añadir la albahaca y el perejil y pasar todo ello por el pasapurés (no lo hagáis con la batidora pues pierde color y se queda rosa) Reservar.
En una cazuela grande y plana, poner el aceite y pochar la cebolla y el pimiento. Cuando estén en su punto, añadir la salsa de tomate y la piel del bacalao y mezclar. Incorporar el bacalao y mover con cuidado para que no se deshaga. Dejarlo al fuego suave uno o dos minutos, no mas para que no se seque.
Tenéis que tener cuidado en este último punto, pues hacer excesivamente el bacalao es una barbaridad, si se procede así el guiso quedará sabroso pero perderá sus matices y su sutileza, ya que la jugosidad y el sabor del pescado, no son resaltados sino que ceden lo mejor de sí a la mezcla. La salsa está para potenciar y completar el ingrediente principal, nunca para robarle protagonismo, para disimularle o taparle. Teniendo en cuenta que el bacalao ya está cocido por efecto de la sal, hay que moderarse en su cocción. También es muy importante descamarlo bien, pues denota una gran falta de mimo y exquisitez no hacerlo, y además es muy desagradable encontrarse las escamas al degustarlo.
Tostar las rebanadas de pan, y colocar unas cucharadas del bacalao por encima. ¡Rico, rico!
INGREDIENTES:
• Unas rebanadas de pan tipo hogaza
• ½ kg de bacalao salado
• 1 cebolla grande
• ½ pimiento verde de los italianos
• Aceite de oliva
• Salsa de tomate:
Ingredientes para la salsa:
• Un bote de tomate
• Una cebolla
• Un diente de ajo
• Albahaca y perejil
• Aceite de oliva y sal
MODO DE HACERLO:
Desalar el bacalao remojándolo de 24 a 30 horas, cambiando el agua tres o cuatro veces, en un recipiente grande con mucho agua. Pasado este tiempo, descamarlo bien, raspando la piel con un cuchillo. Escaldar el bacalao, para ello calentar el agua y cuando esté a punto de ebullición, retirar el agua del fuego y meter las tajadas durante 2 minutos. Sacarlas y dejarlas enfriar. Una vez frío, quitarle las espinas y la piel y separarlo en láminas. Picar la piel muy menudita, para que mezclada al guiso, de sabor y gelatina pero no se encuentre.
Preparar una salsa de tomate de la siguiente manera:
Poner aceite en una cacerola, picar la cebolla y el diente de ajo, cuando comienza a tomar color, añadir el bote de tomate aplastando éstos con una espumadera. Salar, poner un poquito de azúcar y dejar cocinar despacito, un poco antes de finalizarse de hacer, añadir la albahaca y el perejil y pasar todo ello por el pasapurés (no lo hagáis con la batidora pues pierde color y se queda rosa) Reservar.
En una cazuela grande y plana, poner el aceite y pochar la cebolla y el pimiento. Cuando estén en su punto, añadir la salsa de tomate y la piel del bacalao y mezclar. Incorporar el bacalao y mover con cuidado para que no se deshaga. Dejarlo al fuego suave uno o dos minutos, no mas para que no se seque.
Tenéis que tener cuidado en este último punto, pues hacer excesivamente el bacalao es una barbaridad, si se procede así el guiso quedará sabroso pero perderá sus matices y su sutileza, ya que la jugosidad y el sabor del pescado, no son resaltados sino que ceden lo mejor de sí a la mezcla. La salsa está para potenciar y completar el ingrediente principal, nunca para robarle protagonismo, para disimularle o taparle. Teniendo en cuenta que el bacalao ya está cocido por efecto de la sal, hay que moderarse en su cocción. También es muy importante descamarlo bien, pues denota una gran falta de mimo y exquisitez no hacerlo, y además es muy desagradable encontrarse las escamas al degustarlo.
Tostar las rebanadas de pan, y colocar unas cucharadas del bacalao por encima. ¡Rico, rico!
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