Las alcachofas son hortalizas de invierno de sabor delicado cuyo nombre deriva del árabe al’garshuf, que significa cardo pequeño, y que contienen un compuesto, la cynarina, que hace que tengan un agradable sabor dulzón, que permanece en la boca y a veces si es muy intenso, lo que comemos después, tiene un regusto dulce.
Os animo a que cocinéis alcachofas de cualquier manera, pues son exquisitas. Esta receta de hoy es muy resultona y además está riquísima, así que os animo a que la hagáis pues no os va a defraudar.
INGREDIENTES:
• 6 alcachofas
• 18 gambas
• 1 cebolla
• 1 diente de ajo
• Unas hebras de azafrán
• 100 ml. de leche evaporada (la Ideal funciona muy bien)
• Unas ramitas de perejil
MODO DE HACERLO:
Las alcachofas, podéis limpiarlas de la forma tradicional, esto es quitándoles todas las hojas duras y dejando solamente el cogollo. Poner agua fría en un cuenco y añadirle 3 o 4 ramas de perejil cortadas en dos o tres trozos, e ir añadiendo allí las alcachofas a medida que las vayáis limpiando, lo que os recomiendo que hagáis con unos guantes, pues se tiñen las manos y no se quita fácilmente. Yo no soy partidaria de frotarlas con zumo de limón, o poner unos limones con su zumo en el agua, ya que toman mucho sabor a limón, lo que desvirtúa su fantástico sabor dulzón. Como os he dicho, esta es la forma tradicional de limpiarlas, pero me gustaría que probaseis a hacerlo como os voy a indicar ahora. Poner agua con sal y unas ramas de perejil a hervir. Lavar las alcachofas y quitarles solamente algunas de las hojas (no muchas) y cortarles un trozo del tallo. Cuando el agua comience a hervir, echar las alcachofas, y dejarlas que cuezan aproximadamente unos 20 minutos. Pincharlas para comprobar si están tiernas, y si es así, se sacan y se dejan enfriar boca abajo para que suelten todo el agua. Una vez que se hayan enfriado y se puedan manipular, se les quitan todas las hojas duras dejando solamente el cogollo, cortar bien las puntas y los rabos para que se sujeten de pié. Si las alcachofas son frescas y tiernas, no tienen por que tener los típicos filamentos o pelillos morados en su interior, lo que significaría que se han recogido en su punto, pero si los tienen se los retiráis. Esta forma de limpiarlas procede de Navarra, y al pelarlas una vez cocinadas, nos aseguramos de que solamente dejamos la parte blanda, sin ninguna hoja dura y además quedan perfectas de forma.
Poner una sartén en el fuego y pochar la cebolla cortada menudita y el ajo picado:
Mientras tanto, pelar las gambas. Cocer las colas y las cabezas (y si tenéis alguna otra espina o cabeza de pescado añadírselo también) preparar un fumet de pescado. Colar y reservar. Cuando esté la cebolla lista, añadir las gambas y dejar que se hagan sin secarse (vuelta y vuelta). Sacar las gambas. Disolver el azafrán en un vasito de fumet de pescado y añadírselo a la cebolla. Cocinar 3 minutos y triturar. Poner nuevamente en la sartén, en el fuego, salpimentar e ir añadiéndole poco a poco la leche concentrada, hasta que tengamos una salsa bien homogeneizada. Rellenar las alcachofas con las gambas:
Poner encima de cada alcachofa una cucharada de salsa e introducir en el horno y gratinar
Poner en cada plato una base de salsa y encima dos alcachofas gratinadas.