sábado, 9 de mayo de 2009
CROQUETAS DE ESPINACAS
Probablemente, la primera croqueta fue de patata, con la incorporación o no de huevo, eso no lo sabemos.
A principios del siglo XIX un cocinero francés las introdujo en las cortes Europeas y la denominaba “Croqueta Róyale”, y se trataba de un croquetón gigantesco.
Por lo que se refiere a España, parece ser que se introdujo con cierta lentitud.
Resulta interesante el testimonio de Dª Emilia Pardo Bazán, que ya en 1913 recoge recetas de croquetas con pollo o con carne de vaca y también nos habla de croquetas dulces, asegurándonos su popularidad en España con el siguiente argumento: “El plato es sin duda transpirenaico, pero está tan extendido en España que Valeralo comió muchos años en una venta de Despeñaperros y el mismo hecho de que todas las menegildas lo estropeen, indica su popularidad. Hay que añadir que la croqueta, al aclimatarse a España, ha ganado mucho. La francesa es enorme, dura y sin gracia. Aquí, al contrario, las hacen bien y se deshacen en la boca de tan blandas y suaves” .
Las croquetas, como bien sabéis se pueden hacer de casi todo, y hoy las vamos a hacer de espinacas. Una vez fritas, su color no es tan atractivo como las de otros sabores, y ello se debe a que las espinacas le dan un color un poco averdosado, pero una vez que uno las prueba, queda prendado por lo diferentes y ricas que son.
INGREDIENTES:
• 100 gr. de harina
• 100 cl. de aceite de oliva
• Un paquete de brotes de espinacas (vienen ya limpias)
• 2 huevos cocidos
• Un puñado de piñones pelados
• ¾ de litro de leche entera (caliente)
• Sal y una pizca de nuez moscada
• 2 huevos para rebozar
• 100 de pan rallado
• Dos dientes de ajo
• Aceite de oliva para freír
MODO DE HACERLO:
Poner a templar la leche con la nuez moscada.
Cocer los huevos durante 10 minutos, refrescarlos, pelarlos y picarlos menuditos.
Picar bien las espinacas. Poner un poco de aceite en una sartén, dorar los ajos, retirarlos y añadir las espinacas. Taparlas y pasados dos minutos moverlas bien. Dejar otros dos o tres minutos que se hagan. Ponerlas en un colador apretándolas bien para que queden lo más escurridas posible. Reservar.
Tostar los piñones. Reservar.
Poner el aceite en una sartén y cuando comience a calentarse echar la harina y mezclar bien cocinándolo un ratito para que la harina no sepa cruda. Separar la sartén del fuego, añadir un poco leche y mezclar bien con unas varillas. Una vez bien disuelta la harina en la leche, ponerla en el fuego y hacer hervir lentamente removiendo sin cesar. Ir incorporando el resto de la leche poco a poco. Cocerla durante un buen rato y sin dejarla de mover (siempre con las varillas) y de esta forma os quedará una salsa bien fina.
Cuando tengáis la bechamel lista y bien ligada, añadirle los huevos cocidos, las espinacas y los piñones y mezclarlo todo bien. Poner en un cuenco y dejar enfriar. Para que no se ponga dura la capa superior, pasarle un trozo de mantequilla por la superficie (optativo).
Una vez fría, con la ayuda de una cuchara, coger un montoncito de masa y amasarla presionando para que las croquetas no se deshagan al freírlas. Darle forma a las croquetas y pasarlas por huevo batido y pan rallado. Freír en abundante aceite bien caliente, hasta que adquieran un buen color dorado. Colocarlas sobre papel de cocina para que chupe el exceso de grasa.
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