Aunque el tomate sea originario de América, la historia de la salsa de tomate nace en Italia, donde era un producto básico para la elaboración de sus tradicionales pastas.
Posteriormente la salsa de tomate fue producida de manera industrial en 1876 en Estados Unidos, haciendo de ella un ingrediente básico para acompañar, no solo pastas, sino la mayoría de las comidas rápidas.
La salsa de tomate, es la más popular de las salsas, y la preparada en casa, resulta deliciosa.
Teniendo salsa de tomate, se pueden improvisar infinidad de platos, por lo que os sugiero que hagáis una buena cantidad, y la congeléis en tarritos de cristal. También es útil congelarla en cubiteras de hielo y una vez congelado, pasáis los cubitos a una bolsa de plástico, pues a veces necesitamos solo un poco para añadir a una salsa y con este procedimiento, sacáis los cubitos que preciséis.
INGREDIENTES:
· 2 botes de tomate natural pelado entero de 850 gr. cada uno.
· Una tacita de aceite de oliva
· 1 cebolla
· Una cucharada de perejil picado
· Una cucharada de albaca picada (si puede ser fresca mejor)
· ½ cucharadita de azúcar
· Sal
MODO DE HACERLO:
Calentar el aceite en una sartén amplia, pelar y picar la cebolla y ablandarla a fuego muy suave hasta que quede transparente. Añadir los tomates partidos por la mitad, el caldo de la lata, la sal, el perejil y la albahaca y dejar cocer alrededor de una hora. Ponerle una tapa de las que tienen respiraderos, porque salta mucho y así no os ensuciará tanto la cocina. Una vez listo, pasarlo por el pasapurés (no lo hagáis con la batidora porque se queda rosa). Probarlo y añadir el azúcar si veis que es necesario (depende de la acidez del tomate).
Si vais a congelarlo esperar a que se enfríe antes de meterlo en el congelador. Queda perfecto.
Nota: En la época de verano que hay muchos tomates, hacerlo con tomates naturales, queda muy buena con la variedad de pera. En este caso, escaldarlos y pelarlos y después continuar la receta.
Podéis sustituir el azúcar por una zanahoria, la añadís cuando la cebolla, y en este caso, no será necesario que pongáis azúcar, pues con el dulzor de la zanahoria, será suficiente