Dependiendo de la cultura de cada país, la rana tiene unas connotaciones distintas, en el antiguo Egipto creían que traían mala suerte, en Japón se asocian con la fertilidad y los hebreos las consideraban animales impuros
Cuando nos hablan de comer ancas de rana, nos resulta difícil aceptar que se trata de un plato como otro cualquiera, y nos cuesta probarlas. Muchas personas dicen que su sabor les recuerda a la carne del pollo, a otras les recuerda al pescado, pero yo creo que tienen su propio sabor. Su carne es tierna y de textura delicada y es rica en proteínas.
INGREDIENTES:
· 24 ancas de rana
· 2 puerros (solo la parte blanca)
· 2 cebolletas pequeñas
· 3 o 4 cucharadas soperas de salsa de tomate casera.
· Aceite, sal, perejil y pimienta blanca.
MODO DE HACERLO:
Lavar y secar las ancas de rana (si son congeladas proceder primero a su descongelación lenta). Salarlas y darles un ligero toque de pimienta recién molida.
Poner aceite en una cazuela plana y de fondo grueso, y cuando haya cogido temperatura, pochar el puerro y la cebolleta que previamente habremos cortado en brunoise. Dejar hacer a fuego lento y cuando este todo transparente añadir la salsa de tomate y mezclar. Incorporar el perejil y las ancas. Tapar y dejar cocinar 8 o 10 minutos a fuego lento dándoles la vuelta a media cocción (no deben cocinarse durante mucho tiempo pues su carne es muy delicada y se hace enseguida. Emplatar y servir