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miércoles, 19 de marzo de 2008

MARMITAKO



El marmitako, es un delicioso y popular plato de la cocina vasca. Tiene su origen en los barcos de pesca, pues cuando los pescadores estaban faenando disponían de pocos ingredientes para elaborar la comida, pero lo que siempre había era algo de pescado y patatas. El nombre lo toma del recipiente donde se preparaba, que se llamaba “marmita”. Es un plato sencillo y riquísimo, así que ánimo y a por él.

INGREDIENTES:

•1 kl. de bonito
• 1 kl. de patatas
• 3 pimientos verdes
• 8 pimientos choriceros rojos secos
• 2 cebollas de buen tamaño
• 4 dientes de ajo
• Aceite de oliva, sal, 2 hojas de laurel y 2 cucharadas de perejil picado
• Un vaso de salsa de tomate
. Unos aros de guindilla

MODO DE HACERLO:

Abril y quitar las pepitas a los pimientos choriceros y ponerlos a remojo con agua la noche anterior. Por la mañana con la ayuda de un cuchillo, rascar la carne de éstos y reservar. Limpiar el bonito, quitándole las pieles y las espinas, y cocerlas en agua con sal. Colar el reservar el caldo.
En una cazuela de barro a ser posible, poner el aceite y dorar las cebollas, los pimientos verdes y los ajos, todo ello cortado en trozos. Lavar, secar y cascar las patatas y añadirlas a la cazuela, dando unas vueltas a todo ello con una cuchara de madera. Incorporar la carne de los pimientos choriceros, la salsa de tomate, el laurel y los aros de guindilla. Añadir el caldo de cocer el pescado que hemos reservado, y dejar cocer todo ello despacito hasta que las patatas estén tiernas. En ese momento,, añadir el bonito salado y cortado en cuadraditos y espolvorear con el perejil picado. Dejar cocer todo junto durante 2 minutos, retirar del fuego, tapar la cazuela y dejar que se ponga a punto el bonito con el calor del guiso. De esta forma os saldrá muy jugoso. Dejar reposar un rato y servir.

domingo, 23 de diciembre de 2007

PATATAS CON RAYA



Existen muchísimas maneras de preparar deliciosas patatas, pero la combinación de éstas con pescado, es extraordinaria. Esta receta que hoy voy a daros, es de mi amiga Pepa, que a su vez ha heredado de Maruchi, su madre, que cocina estupendamente igual que Pepa, aunque a esta no le guste demasiado demostrarlo.

INGREDIENTES:

• Un kilo de patatas
• Una raya de 600 gr. aproximadamente
• Una cebolla
• 2 dientes de ajo
• 2 cucharadas de perejil picado
• Unos granos de pimienta
• Unas hebras de azafrán
• Una hoja de laurel.
• Caldo de pescado o en su defecto agua y una pastilla de caldo de pescado.
• 150 ml. de aceite de oliva.
• Un puñado de almendras crudas.

MODO DE HACERLO:

Lavar bien la raya y cortarlas en trozos. Salar y reservar. Cortar la cebolla menudita y pocharla en el aceite que previamente habremos calentado en una cazuela grande pero plana. Incorporar las patatas cascadas y rehogarlas junto con la cebolla. Añadir el caldo de pescado, el laurel y la pimienta y dejar que cueza a fuego moderado. En una sartén, poner un poco de aceite y dorar uno de los ajos junto a las almendras y una cucharada de perejil. Freír bien y poner en un mortero. A esa mezcla del mortero, añadirle el otro ajo crudo la otra cucharada de perejil y majarlo bien. Añadir este majado a la cazuela. Tostar el azafrán y desleírlo con un poco de agua e incorporarlo al guiso. Cuando estén a punto de terminar de hacerse las patatas, añadir la raya y dejar que terminen de hacerse las patatas con el pescado. Rectificar el punto de sal y a degustarlas. Son deliciosas.

Nota: A veces no nos damos cuenta y nos comemos los granos de pimienta, lo que para los que no son aficionados al picante, no resulta muy agradable. Para evitarlo podéis ponerlos
en la cazuela dentro de un aparatillo como este:



y cuando termine de hacerse el guiso lo sacáis y así evitáis que pase lo no deseado.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

PATATAS CON RABO


Pocas personas piensan en las humildes patatas cuando están preparando un menú para invitados, sin embargo, éstas fueron un día manjar de reyes. Luís XIII fue el primero en probar el exótico tubérculo en Francia, que inmediatamente lo incluyó en sus menús. Más tarde fue Luís XVI quien implantó y popularizó su cultivo.
En España, debemos darles las gracias a nuestros conquistadores, que hacia el 1580-1585 nos las acercaron desde la región andina de América del Sur, extendiéndose por toda España y de aquí a Europa, haciéndose un artículo de primera necesidad dada su facilidad para el cultivo y sus cualidades dietéticas.
Las patatas mezclan bien con casi todos los ingredientes, al no tener éstas un sabor muy pronunciado y sin embargo absorber muy bien todos los sabores de los alimentos que cuecen con ellas.
A día de hoy, un buen plato de patatas guisadas está al alcance de todos y nos hará quedar como monarcas. Probar a hacer estas patatas con rabo y veréis que resulta un plato único excelente.


INGREDIENTES:

• 1Kg de rabo de buey troceado
• 1 kg. y medio de patatas
• 2 zanahorias
• 1 cebolla mediana
• Una rama de apio
• ½ cucharadita de pimentón de la Vera
• 1 vasito de vino blanco
• Sal y pimienta y una hojita de laurel
• Aceite
• 1 litro de agua

MODO DE HACERLO:

Quitar al máximo, toda la parte grasienta del rabo y ponerlo a remojo en agua fría durante una hora aproximadamente. Poner el rabo en una cazuela con agua fría, y escaldarlo. Mientras hacemos esta operación, debemos ir espumándolo. Escurrirlo, secarlo y salpimentarlo. Poner el aceite en una cazuela (a ser posible de barro) y añadir los trozos de rabo para que se doren bien por todos los lados (tener mucho cuidado pues salta mucho). Una vez bien dorados, añadir las verduras que habremos troceado finamente y rehogarlas junto con el rabo. Salpicar el guiso con el pimentón y remover para que no se queme. Añadir el vino blanco y dejar que cueza un tatito para que evapore el alcohol. Añadir el agua y cuando rompa a hervir, bajar el fuego y cocer lentamente hasta que este tierno (de hora y media a dos horas aproximadamente). Cuando la carne se desprende del hueso esta listo para añadir las patatas que habremos pelado y cascado. Añadir el laurel y dejar cocer lentamente con cuidado de que no se peguen las patatas. Si fuera necesario, podemos añadir un poco más de agua pero siempre caliente.
Si lo habéis hecho en cazuela de barro, servirlo ahí mismo, de lo contrario, hacerlo en una fuente honda o legumbrera, mejor de barro o cerámica.