El níscalo
también llamado mízcalo o robellón, es un hongo comestible muy común y
apreciado en nuestra gastronomía y que crece principalmente en pinares,
aflorando en otoño. Su sombrero, de color anaranjado, cuando está en su mejor
momento se encuentra enrollado en sus bordes, que se van abriendo a medida que
envejece. Su carne es densa y compacta
desprendiendo un suave olor y un dulzor muy especial en el paladar. Se
oxida con gran facilidad, tomando un color verdoso como si fuese cardenillo.
Hoy los vamos a preparar
de una forma sencilla, pero que resulta deliciosa.
INGREDIENTES:
Para 4 personas
·
1 Kg. de níscalos (que estén bien
prietos y a ser posible sean de pequeño tamaño)
·
4 huevos
·
6 dientes de ajo
·
aceite de oliva
·
un trocito de guindilla (optativo)
MODO DE HACERLO:
Lo
primero que vamos a hacer es limpiar los níscalos, lavándolos muy bien con varias aguas pues suelen tener
mucha tierra. Cepillar el sombrero con un cepillo de cerdas finas. Secar con papel absorbente. Desechar
un trozo del rabo y el resto laminarlo a vuestro gusto.
Poner
aceite en una sartén y rehogar los ajos bien picaditos y el trocito de
guindilla (ponerla en un solo trozo para que se vea y nadie se la coma por accidente).
Cuando comiencen a dorarse, añadir los níscalos, darles unas vueltas, sazonar,
añadir el perejil y dejar que se hagan en su propio jugo. Deberán quedarnos con
un poquito de salsa, trabada y melosa.
Mientras
se van haciendo vamos a preparar los huevos poché. Coger una
taza, humedecerla por dentro y forrar su interior con papel de cocina
transparente.
Con un pincel de cocina, untar con aceite el papel y después cascar un
huevo en su interior. Salpimentarlo:
Coger los extremos del papel y cerrarlo con
un hilo de cocina sin que quede aire dentro pues de lo contrario al cocerlos
flotarían:
Poner una cazuela con agua en el fuego y
cuando comience a hervir, poner sobre el agua el paquetito que tenemos
preparado y dejarlo cocer durante 4 minutos. El huevo deberá tener cocida la
clara y blandita la yema. Prepara un cuenco con agua y hielo y pasado el tiempo
indicado, introduce los saquitos en el agua helada para cortar la cocción y que
no continúen haciéndose con el calor residual que tienen.
Cada
comensal romperá su huevo, cayendo toda la yema sobre los níscalos.
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